La prensa inglesa estaba ayer indignada. Achicharró a preguntas al portavoz de la FIFA, Nicolas Maingot, cuando éste anunció que las videopantallas de los estadios no podrán ofrecer la repetición de jugadas conflictivas.
El gol fantasma de Lampard ha reabierto la polémica por el no uso de las tecnologías en el fútbol. Un error arbitral al que, después, se añadió otro: el clamoroso fuera de juego del argentino Tévez ante México, que vio todo el Soccer City in situ, en la repetición del gol.
Mirando atrás, los fallos se multiplican: el gol de Luis Fabiano (Brasil), ayudándose con la mano ante Costa de Marfil, el tanto en fuera de juego de Suiza ante España, el gol mal anulado a EE UU contra Eslovenia... Este Mundial es el de los errores. Y la FIFA ha decidido cegar las pifias arbitrales.
El sindicato internacional de futbolistas (FIFPro) ha reclamado que "se introduzca en breve la tecnología de línea de meta" y que "se experimente con el sistema de repetición de imágenes" para aplicarlo, por ejemplo, en fueras de juego.
Responsabilidad
Maingot trasladó la responsabilidad de que no se use la tecnología a la IFAB (Asociaciones de Fútbol Internacionales). Obvió que la FIFA forma parte de este organismo y que su presidente, Joseph Blatter, lideró la última reunión de la IFAB.
En ella, Blatter dio razones varias para rechazar las tecnologías: "la simplicidad y universalidad del fútbol", el "factor humano", razones económicas y evitar interrupciones.
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